Joaquín López pregona las fiestas de Fuentesclaras

Buenas tardes a todos. Agradezco profundamente a nuestro alcalde, José Luis Chamón y a su Corporación Municipal, por confiarme y brindarme la oportunidad de dirigiros esta noche unas palabras; tremendamente agradecido por mi designación como Pregonero de las Fiestas Patronales de San Juan Bautista de este año 2025. Me hace muchísima ilusión estar aquí esta tarde con todos vosotros; es un honor y un privilegio compartir un lugar mágico para mí, esta Plaza, renovada y moderna, frente al Ayuntamiento, detrás de nuestra Iglesia Parroquial igualmente renovada, y bajo el olmo que tantos años nos ha cobijado y dado sombra con sus ramas. Hace hoy un año que José Luis me hizo el encargo de pregonar nuestra Fiesta, en la despedida de mi antecesor, Félix Herráiz, encargo que asumí con gran ilusión, sin ser consciente entonces, de la enorme responsabilidad que estaba afrontando. Espero al menos, estar a la altura que todos merecéis.

Soy Maestro por titulación académica, pero no me dedico al Magisterio pues soy Funcionario de la Seguridad Social. No soy experto en letras, jamás he hablado en público; no he escrito artículos ni libros. Quizás mi don de la palabra no esté demasiado cultivado. Es la primera vez en mi vida que estoy ante la mirada expectante de muchas personas; en este caso, vosotros, vecinos y visitantes, familiares y amigos, gentes de Fuentesclaras, de quienes espero comprensión, cariño y apoyo si cometo algún error en mis palabras, o algún despiste u olvido involuntario.

No voy a profundizar en datos ni referencias históricas sobre este lugar, labor que ya han hecho algunos de mis predecesores en este cargo, con gran rigor y profesionalidad años atrás, Carlos Solano y Antonio Rodríguez Saiz. Mis palabras esta noche se centrarán sobre todo, en vivencias propias y experiencias, en los vecinos y gentes del lugar, familias todas que han hecho que este pueblo sea el que es a lo largo de los años, porque somos lo que somos gracias a lo que nos han dejado los que ya no están, que siempre tendremos en nuestra memoria, y por lo que cada uno de nosotros dejaremos a los que nos suceden, un legado histórico que deberán mantener. Hablaré de personas, no mencionaré a todos, sería misión imposible por otro lado, pero sí tendré un recuerdo especial para quienes han marcado mi infancia y juventud aquí. Que nadie se ofenda por ello. Llevo a todos en el corazón, porque todos y cada uno habéis puesto vuestro granito de arena para engrandecer el pueblo, trabajando y aportando lo que cada cual haya tenido ocasión en cada momento.

Pues bien. Vamos a ello.

AUTORIDADES.

Ilmo Sr. Alcalde, Jose Luis Chamón.

Sra concejala…

Sr. Concejal…

Sr. Presidente de la Asociación de Vecinos…

Autoridades, Familiares, Vecinos, visitantes, amigos todos.

 

FUENTESCLARAS. ¿qué decir de MI PUEBLO? Podemos llamarlo aldea, pedanía, o núcleo, pero sobre todo es un pueblo, mi pueblo, al que llevo por mis venas, en lo más profundo de mi ser. Porque si yo nací en Cuenca capital, allá por 1966, ante la pregunta reiterada de la gente, ¿oye, tú de dónde eres? Siempre contesté: “pues soy de Fuentesclaras”. No será el más conocido, ni sale en ninguna guía turística o gastronómica. Pero para mí es el más grande, el más importante, el mío, con mucho orgullo. Mi Pueblo, con mayúsculas, cuna de mis antepasados. Antiguamente con el apellido “de Chillarón”, y desde hace ya 50 años, con la creación del Municipio de Fuentenava de Jábaga, sencillamente Fuentesclaras.

Mis orígenes, la familia López Albendea, Nicasio y Anastasia, y la familia López de Julián, Teófilo y Esperanza. Familias humildes, trabajadoras, como todas las que conforman esta población.

Ubicado en la tristemente conocida como “España Vaciada”, o quizás más bien, ignorada y abandonada, es quizá por eso, que aquí se vive de categoría. Lugar tranquilo, sin ruidos, ni prisas, ni atascos urbanos, un lugar acogedor, un pueblo que ha vivido siempre de la agricultura y la poca ganadería que tenía la gente, con escasos recursos económicos, pero con una gran riqueza humana.

En la década de los años 60 y 70, Fuentesclaras sufrió una de sus etapas más penosas, padeciendo una intensa emigración de sus vecinos hacia otros lugares de España, quedando el pueblo tristemente abandonado y solitario. Las gentes marcharon a Valencia, Alicante, Barcelona, Mallorca, Aranjuez, Madrid… Lugares que acogieron familias, como Félix y Ciriaca, “Los Jaros”, los primos Loli y Ricardo, mis tíos Pilar y Paulino, Conce “El Rubio”, Amadeo y Carmen, Eusebio y Angelita, Herminio, Amado, Chari, Crescencio y Angeles, Alfonso y Luismi, Mariano y Henar…

Y tantas otras familias en otras ciudades. Muchos dejaron el pueblo, su pueblo, seguramente con mucha tristeza, quizás en busca de trabajo, y de una vida más próspera para ellos y sus hijos.

En mi recuerdo más remoto, algún viaje al pueblo, al que veníamos andando desde la carretera nacional, en donde nos apeábamos del coche de línea, y tras unos minutos de camino, nos esperaban con los brazos abiertos los abuelos.

Fuentesclaras, a quien siempre se ha puesto la miel en los labios, pero nunca ha podido saborearla. Me refiero por supuesto al antiguo ferrocarril; y digo antiguo, porque parece haber desaparecido ya definitivamente; nunca nadie ha permitido que el tren parase aquí, que hubiese estación o al menos, un pequeño apeadero. Hace tiempo, un pueblo sin electricidad; al menos en condiciones óptimas, pues tenía un rudimentario tendido eléctrico que arrancaba desde Noheda, con dos hilos de alambre sobre palos torcidos de pino, que aguantaban el tendido a duras penas. En la entrada del pueblo por la parte norte, la caseta del transformador, que en cuanto había tormenta y caía un rayo, se iba la luz y estábamos días sin ella, hasta que venía un personaje que recuerdo como “Pinós” y solucionaba el problema. En las calles, cuatro bombillas mal contadas, en otras tantas esquinas, servían como alumbrado público.

Se carecía de agua potable en aquellos años 60 y 70. El suministro de la misma, había que hacerlo desde la Fuente en el Camino de Noheda, con las caballerías cargadas con los cántaros. Hombres y mujeres que debían ir a aquella fuente con los borricos, a por agua y también al lavadero, donde se llevaba la ropa acumulada durante unos días. Todo ello, porque la escasa agua que hay en las cercanías del pueblo, es tremendamente salobre, y por ello bastante inapropiada tanto para uso alimentario como para la limpieza e higiene. Recuerdo el Borrico del Tío Serapio y la Tía Abundia, y el del Tío Rufo y la Tía Eustaquia haciendo estos menesteres. Finalmente, en los años 80, se realizó un sondeo en la zona de las viñas y se construyó la actual red de abastecimiento, uno de los grandes logros conseguidos para la modernización del pueblo.

En épocas pasadas disponía de Escuela Pública y Casa del Maestro, tenía también Horno de Pan cocer, y hasta una Granja. Una pequeña tienda de comestibles en el callejón del Vallejuelo, daba servicio alimentario a los vecinos. Cuando ese comercio desapareció, acudía a vender al pueblo Pablo Arcas, el panadero de Bascuñana, con una furgoneta; también venía por aquí, Jesús, el frutero, al que me encantaba que mi abuela Anastasia le comprase algún pastelito o golosina.

No recuerdo que haya tenido nunca un bar como tal, pero no creo que haya hecho falta, pues en las cuevas jamás faltaría a nadie algún trago bien fresco de vino o de “aguate” en el porrón o en la bota, y más tarde, cuando las cuevas fueron desapareciendo dejando su función, el portal de cualquier casa siempre estaba dispuesto para ofrecer a vecinos y amigos un trago refrescante, y más avanzados los años, algún botellín de cerveza. También hay que hablar aquí, de la pequeña Estación Meteorológica para la medición de los fenómenos atmosféricos, que existió en la parte sur del pueblo, en la era de mis abuelos, de la que mi padre, en su época joven se ocupaba, enviando después los datos técnicos a Cuenca, para la elaboración del tan conocido aquellos años como “Calendario Meteoro-Fenológico”, pequeña publicación de bolsillo que me encantaba ver siempre que llegaba a mis manos, por lo curioso de conocer cuándo había florecido el primer almendro, o en qué fecha se había avistado la primera golondrina.

Mi padre, qué puedo decir de mi padre… Aquél que con mayor o menor acierto, lo dio todo por su pueblo. Siempre con la ayuda y complicidad de su mujer, Piedad, mi madre. Recuerdos de su incansable trabajo, ayudando en todo lo que pudo a los diversos Alcaldes que se han sucedido, especialmente para mí, por mi recuerdo, Celedonio y Marcelino Page y desde Jábaga, más recientemente, Pedro y Chamón; José Luis, su inseparable AMIGO, con mayúsculas, colaboradores incansables en el buen hacer para con el pueblo. Anteriormente a Celedonio y Marcelino, había ejercido su función de Alcalde Titular, Victoriano, aunque yo no lo recuerdo como tal alcalde, sino como un vecino que me quería mucho, junto con Eladia, su mujer, y sus tres hijas, “las enfermeras”. Buena familia, muy buena, sin duda. Como también muy buenas familias para mí la de Juana y Mateo, María Alcalde, Eusebio (Eusebiete) y Concha, Silita y el tío Paco, o Virgilio y Puri, o Rafa y Severina, o muy entrañables también, Celedonio y Leonor y sus hijas, el tío Pedro y Adora, El tío Rufo y Eustaquia, y Julia, Angel y Sandra, y tantísimas otras.

En cuanto la situación económica se lo permitió, mis padres comenzaron a reconstruir una de las casas de los abuelos Nicasio y Anastasia, con muchísimo esfuerzo, pues al no haber agua, Piedad, mi madre, debía traerla con carretilla y garrafas desde El Pilote. Gracias Piedad desde aquí, por estar siempre ahí, incansable, sin una protesta o un mal gesto nunca; actitud que te honra, como persona y como mujer. Cuanto empeño e ilusión habéis puesto en ese trabajo, que dio sus frutos a lo largo de los años cuando la casa se terminó y pudimos disfrutar de ella plenamente. ¡Cuántas celebraciones con mis compañeros de la Seguridad Social!!!

Me vienen a la memoria, viajes con mi padre a Mota del Cuervo con nuestro Seat 850, a visitar al que recuerdo como Austión Tirado, contratista de algunas de las obras públicas ejecutadas aquellos años, visitas a los talleres de los electricistas que realizaron el alumbrado público, Juan José Pascual, Cooperativa Electro Industrial… y tantos otros. Visitas al despacho de Carmen Cabrerizo, arquitecta responsable del primer gran proyecto de rehabilitación de la Iglesia, conseguido tras una numerosísima suscripción económica popular, y las aportaciones públicas por parte del Ayuntamiento de Fuentenava de Jábaga, Diputación Provincial y Obispado de Cuenca, que dieron sus frutos en el año 2000 con la renovación total de la cubierta y tejado del Templo. Gran trabajo y esfuerzo desarrollado por Joaquín, al que como digo, acompañaba yo a todos lados. En numerosas ocasiones, también iba él acompañado por Rafael Pozuelo, buena persona, buen vecino, y también muy luchador. Esfuerzo, trabajo y lucha constante merecidamente reconocidos por nuestro Ayuntamiento hace unos años, en el denominado como “Mirador de Joaquín”, lugar escogido no por casualidad, sino por ser donde todos los días se asomaba al levantarse y dar una voz de Buenos Días a “los Mateos”. Siempre estará ahí para nuestra memoria, honra y recuerdo. Gracias también por ello, amigo José Luis.

Recuerdos íntimos de mi infancia aquí, y una juventud muy feliz. Por nuestra cercana edad, con quien más proximidad mantenía yo, era precisamente con Rafa Pozuelo. Juntos pasábamos días enteros cogiendo renacuajos en La Ensarina, en El Pilancón, y en El Pilote. Cogíamos grillos en el campo, que encerrábamos después en pequeñas jaulas de alambre para oír su canto. Hacíamos barquitas de juncos, que luego veíamos navegar en el pilón. Capturábamos colorines y pardillos con liga, pegamento en esparto, en la Rocha, y tordos en las Escuelas, y entre las piedras de las hormas de las eras de trillar. Ambos teníamos escopetillas de aire comprimido, con las que salíamos a cazar pájaros en las higueras, y de noche, en los bardales de las entradas a los corrales; y no te digo nada, tras las palomas de Eleuterio; éramos reprendidos por nuestros mayores… cuando nos veían, claro. Montábamos juntos en bicicleta, de aquellas mucho más grandes que nosotros, las que hizo famosas la serie de TV “Crónicas de un Pueblo”. ¡Cuántas leches nos hemos dado juntos!

Todavía soy de los privilegiados de haber llegado a tiempo para conocer las labores más antiguas de agricultura, pudiendo ver un par de mulas labrando con el arado en la Ribera, o incluso trillando la mies en las eras del camino de Las Cruces.

Participábamos activamente en la popular Matanza del cerdo. Nos gustaba ir por casa por casa a ver si nos daban algún trozo de oreja o de rabo del gorrino, asado debidamente en las ascuas, mientras las mujeres preparaban las morcillas y el adobo de los chorizos, costillas y lomos. Nos gustaba visitar las cuevas de vino, produciéndonos una curiosa sensación penetrar en las entrañas de la tierra.

Cada año se hacía una cogida masiva de tordos y vencejos en el tejado de la Iglesia, con unas largas escaleras, para después preparar una merienda para todos. También se realizaba una comida anual del Coto de Caza.

A los 14 años, allá por 1980, participé en el primer Desfile Procesional con San Juan Bautista, una experiencia impagable para mí, llevar el Santo sobre mis jóvenes hombros. También me hacía mucha ilusión cuando se sacaba a San Isidro en Procesión, hasta la era de mis abuelos, para la bendición de los campos, tras escuchar la letanía que el sacerdote iba oficiando por el camino. Recuerdo especial para Don Lucas, que además, ofició mi matrimonio y anteriormente lo había hecho con el de mis padres; Don Angel, que luego dejó el sacerdocio y se dedicó al magisterio; Don Francisco Zamora más recientemente. Y Don Joaquín. Y Don Javier.

Siendo ya un poco mayorcete, mis padres me llevaban con ellos a labrar las viñas con la mulilla. Y también el huerto y La Ribera, en donde los pepinos cosechados se convirtieron en mi gran “perdición”. Podía comerme tranquilamente una docena de ellos a lo largo del día, sin que nunca, jamás, me hayan sentado mal o hayan sido causa de algún problema intestinal. Preguntadles a la Juana y Mateo, que bien lo saben, ya que unos cuantos me he comido de su huerta.

Muy entrañables nuestros tíos, Rufino y Petronila, agricultores y sobre todo pastores; me encantaba ver nacer los corderillos, y me hacía mucha ilusión, no sé por qué, ver cada temporada cuando venían los esquiladores. Desconozco que extraña sensación me producía ver retirar la lana de las ovejas con aquellas rudimentarias máquinas cortadoras.

Y mi primo Marcelino Page, que era para mí algo especial; un poco mayor que yo, lo acompañaba a todos lados, con el tractor, a cualquier labor o faena que tuviese que realizar.

Cuando Rufino y Petronila dejaron el ganado, vinieron por aquí otros pastores con otros ganados; Pedro (Colombo), Los Donatos, (Angel y Donato), y Eloy Checa, de todos los cuales guardo muy buenos momentos.

Un recuerdo importante para Jaime Torrijos, primo también de la familia. A pesar de no disponer de casa propia aquí, su presencia era casi continua, siempre en su cueva y en la viña del camino de Navalón. Y especial para mí, muy especial, el trato y cercanía con Norberto y su familia, “el mancheguete”, y cómo no, Juanjo y todos los suyos; el pastelero, claro. ¡Cuantas cosas hemos hecho juntos!

De entre todas las personas que se han ido sucediendo en el pueblo, me detengo en una en particular, a quien yo no llegué a conocer nunca, fallecido hace pocos años, y cuyo prestigio y fama saltó mucho más allá de nuestras fronteras locales y provinciales, incluso nacionales, llegando a ser una eminencia en el mundo de la Medicina y la Psiquiatría. Me refiero, por supuesto a José Pozuelo Utanda, “Pepe El Médico”, nacido aquí en Fuentesclaras y que para quien no lo haya conocido, si tiene interés en consultar Internet, podrá leer y observar lo que llegó a ser. Un personaje de fama mundial; jamás ha dado, ni posiblemente dará nunca Fuentesclaras, un vecino tan ilustre. En casa siempre se ha hablado mucho de él, y mi padre siempre intentó lograr para él algún reconocimiento público, que no se le ha realizado nunca, al menos que yo conozca; aquel que siempre llevó el nombre de este pueblo por todo el mundo, Europa, Estados Unidos… Y que ahora, desde esta humilde tribuna, reivindico. Ya es hora, si es posible, que se le reconozca su aportación científica y humana, aunque sea ya a título póstumo, en alguna calle, plaza o lugar público del pueblo.

Y hay que decir, que posiblemente la trayectoria por la Medicina de este pueblo, no termine aquí. Tenemos actualmente un joven estudiante de Medicina con un gran porvenir; a sus tempranos 25 años, ya acumula un gran historial académico. Me estoy refiriendo a Miguel Pozuelo Montero, para quien no le conozca, el hijo de Rafa y Conchi, buenos amigos míos y muy buena familia, al que hemos tenido el privilegio de verlo ya en algunos artículos y entrevistas de prensa en fechas muy recientes. Ojalá llegue muy lejos, como lo hizo Pepe. Ambos comparten apellido, por lo que no sería de extrañar alguna muy grata sorpresa dentro de algún tiempo.

Fui cazador con mi padre y con Valeriano durante muchos años. Disfrutaba plenamente saliendo a cazar con ellos. No éramos demasiado buenos tiradores, pero algunas perdices hemos comido en casa… Siempre en el campo junto a Los Checas, Eusebiete, Jaime, Juanjo y Paquito, y tantos otros buenos amigos y cazadores.

¡Ay Valeriano! mi gran referente siempre. A día de hoy, Valeriano es mi segundo padre, desde que me falta Joaquín. Sintió mucho la marcha su hermano, pero aquí estoy yo con él. Ahora es el nexo de unión de toda la familia López de Julián, junto con la tía Amparito: Mariví y Diego, Sonia y David, Jaime y Sergio, Loli y Ricardo. Que lo sigas siendo por muchísimos años más, Tío. Gracias por lo que haces por todos nosotros.

Y pasaba el tiempo, y vinieron Familias de afuera, que aportaron vida y población. Hace muchos años, llegó Basilio desde León. Se quedó y se enamoró del pueblo cuando se casó con la tía Chari. Recuerdo con cariño su Seat 850 amarillo.

Más tarde, en los años 80, Rafael y Feli, los maestros, que ocuparon las Escuelas durante muchísimo tiempo.

Al chalet de las viñas, vinieron y se asentó la familia de Enrique Monjas.

Y también llegaron, Leopoldo Segovia y Pedro Yuste.

Y Armando Diez y Mari Luz,

Félix Herraiz y Conchi,

Jesus y Antonio Serrano,

Alfonso y Elvira,

Eladio y Mari Carmen,

José Luis y Conchi,

Angel Poyatos y Maria Angeles,

Antonio y Rocío,

Por supuesto también, Marcelino Palacios y su familia, nuestro Alcalde.

Y más actualmente, Juan Carlos y Yolanda, los chicos del Hospital.

Y Vicente y Feli, los del “Dados”, que hace algún tiempo se instalaron aquí definitivamente.

Y hemos de alegrarnos de que en este mismo año, hayan nacido varios niños, que seguro aportarán vida y juventud al pueblo, pues además, hay un nuevo asentamiento familiar, con Carlos Page y Fátima, y su preciosidad recién bautizada, Vera. Y mis primos José Antonio y Eva, que con raíces en el pueblo, están también casi asentados ya aquí.

 

Las FIESTAS, punto de encuentro de familias que residían fuera del pueblo. A día de hoy, lo siguen siendo. Teníamos auténtico deseo de que llegasen estos días, para poder encontrarnos, sobre todo, primos y amigos de edad parecida, pues era la única ocasión anual en que podíamos vernos, jugar, y pasarlo bien: Miguel Angel y Mari Mar, Alberto y Montse, Sonia y Juan Carlos, Jordi y Chari, Encarnita y Virgiliete. ¡Tantos amigos!!!

El baile se celebraba en el Salón del viejo edificio del Ayuntamiento, muy recordado y añorado por mí. Venía todos los años Cañamón, el acordeonista, que nos deleitaba con sus pasodobles y alguna que otra rumba. Siempre acudía también un personaje, “Angelito el pobre”, desconozco su procedencia, pero venía todos los años por la fiesta y la gente le daba siempre lo que podía, llamando a todas las mujeres “madre” “dame algo de comer, madre” “gracias, madre”. El vagabundo más conocido de la zona, que por donde pasaba recibía el afecto que siempre tanto necesitó. Quizás el personaje que más marcó mis recuerdos de niño, un ser bondadoso, a quien la religión le caló hondo, según él mismo declaraba tras oír alguna de sus conmovedoras oraciones, poniendo siempre su confianza en Dios y pidiendo por todos los necesitados del mundo.

Y celebrábamos unas “Segundas Fiestas”, el 29 de agosto de cada año, el “Martirio de San Juan Bautista”, fecha conocida popularmente aquí como “la degollación de San Juan”. En esta ocasión, solamente se sacaba al Santo en Procesión, pero se aprovechaba para pedirle algún favor para el pueblo, si es que fuese necesario, como en años acosados por la sequía.

Pasaba el tiempo, y las viejas Fiestas dejaron de existir por unos años, resurgiendo posteriormente tras la creación de la Asociación de Vecinos San Juan, como continuación al trabajo iniciado años antes por Felix Herráiz y Valeriano López. Constituida el 25 de abril de 1992, de cuya primera Junta Directiva formé parte como Secretario durante muchos años, con Juanjo Martínez Alcalde como Presidente, Valeriano López, Basilio Prieto, Inma de las Muelas, Martín Saiz y Francisco Navarro (el tío Paco). Entre todos, comenzamos una ilusionante etapa con el único objetivo de potenciar y dar a conocer nuestro pueblo; no solamente se consolidaron las Fiestas Patronales, sino que se hicieron muchas otras actividades, como diversas jornadas gastronómicas, concursos de caldereta, alguna excursión al Nacimiento del Río Cuervo, etc… Recuerdos muy entrañables de aquellas primeras Reinas de las Fiestas, Mariví, Sandra, Pilar, Irene… llenas de juventud, belleza, vitalidad e ilusión.

Y en la actualidad, tras otro paréntesis de algunos años, ha resurgido nuevamente con fuerza la Asociación de Vecinos “San Juan”, que bajo la dirección de Rafa Pozuelo, cuenta con un nutrido grupo de vecinos entusiastas y comprometidos que, seguro, potenciarán aún más si cabe, nuestras Fiestas. Importante destacar y reconocer aquí, como no, la intensa y desinteresada labor que siempre han desarrollado las mujeres del pueblo; días antes de la Fiesta, se juntan todas ellas, bajo la iniciativa impagable de María Jesús, para limpiar la Iglesia y prepararlo todo. Gracias vecinas por tanta ilusión y empeño.

Mi relato está terminando. Lo he hecho desde el corazón, la humildad y el sentimiento. Os aseguro que no ha intervenido para nada la Inteligencia Artificial, que tan famosa resulta ya. Un beso grande y gracias a Irene, mi esposa y compañera de viaje, y mis hijos Alberto y Jesús por el apoyo y cariño recibido de ellos durante este último año. Yo he hecho siempre lo que he podido, pero a partir de ahora sois otros, sin duda, los que continuaréis trabajando y engrandeciendo nuestro pueblo.

La experiencia nos ha demostrado en infinidad de ocasiones, que aunque a muchas puertas a las que toquemos las encontremos cerradas, siempre habrá otras que nos sean abiertas. No desaniméis nunca. Hay veces que hay que solicitar las cosas una y mil veces, pero al final se consiguen. Tenemos la inmensa suerte de disponer de un Ayuntamiento fuerte, Alcalde y grupo de Concejales, que trabajan sin descanso por el Municipio; Alcalde Pedáneo, Marcelino, qué decir de él; persona noble, humilde y tremendamente trabajadora, que junto también con la A.V. recién renovada, harán lo posible y lo imposible por conseguir todo aquello que les pidáis y se considere necesario. Como ejemplo muy reciente, decir que ya podemos disfrutar de la llegada de la fibra óptica y las últimas tecnologías en telecomunicación.

Por otro lado, y en mi modesta opinión, sería bueno que se trabajase por mejorar el acceso a Fuentesclaras desde la Carretera Nacional, para evitar esos sustos en el “empalme”, que todos hemos sufrido alguna vez, al estar parados en el centro de la calzada para girar a la izquierda; coches que vienen de frente, y vehículos por detrás nuestro a alta velocidad. Sé que hace años esto se trató, desconozco los trámites que se hicieron y en qué quedó aquello, pero sería bueno volver a intentarlo, con el Ministerio o Administración competente, pero necesitamos en ese punto, un carril único de giro a la izquierda, que nos dé seguridad a todos. Anotación para quien corresponda… al igual que otra petición, muy interesante, renovar si fuese posible, el callejero municipal.

Y muy fundamental también, una pequeña inversión económica para un equipo de megafonía en el interior de la Iglesia… Y ya puestos, a ver si fuese posible preparar y editar un pequeño catálogo de fotografías y recuerdos antiguos, para perpetuar nuestra memoria como Pueblo.

¡Comienza la FIESTA!    ¡Que comience ya!    Sean días de regocijo, diversión y entretenimiento, y al mismo tiempo, de relajación y disfrute, merecido, por el trabajo de todo el año; días de reencuentro, abrazos, emociones y recuerdos. Honremos nuestra historia, nuestro pasado, y también nuestro futuro. Seamos felices y hagamos felices; que las pequeñas diferencias entre nosotros desaparezcan estos días. Tenemos la ocasión de demostrar que sabemos hacerlo, y que si el corazón de la Fiesta es la devoción que profesamos a nuestro Santo Patrón San Juan, sabemos, podemos y debemos perdonar los errores y faltas de los demás. Si tenemos ocasión, tomemos una cerveza con quien sea, da igual, hagamos hermandad y familia.

Así pues, que el SANTO interceda por nosotros, que colme de felicidad y alegría nuestros hogares, y que viva la fiesta, que vivan las gentes de nuestro pueblo.

¡Viva San Juan Bautista!

¡Viva Fuentesclaras!

Fuentesclaras, a 27 de Junio de 2025.

Joaquín López López.